Reflexiones acerca del presente y futuro del vehículo eléctrico

El vehículo eléctrico se ha postulado como una de las principales apuestas de la UE en su lucha contra el cambio climático y la reducción de emisiones contaminantes en el sector del transporte. En la actualidad, el mercado europeo del vehículo eléctrico está en pleno auge. En el año 2021, según la ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles) se vendieron cercade 900.000cocheseléctricos en Europa, lo que supone un aumento del 65%. En el 2022 esta tendencia positiva se ha consolidado, común incremento de matriculaciones del 28% respecto al año anterior.

En 2023 el crecimiento del primer semestre es del 20% sobre 2022. Se prevé que el incremento en ventas de vehículos eléctricos a batería continúe en los próximos años, ya que la UE ha establecido objetivos muy ambiciosos para la reducción de emisiones en el sector del transporte hasta llegar a un 55% de las ventas totales de automóviles en 2030.

Ejemplos de esos objetivos son temas tan de actualidad como la

normativa Euro7 y la intención de prohibir la venta de vehículos de combustión en 2035.

Ambos asuntos están siendo ampliamente debatidos. La UE y la industria están apostando decididamente por el vehículo eléctrico a batería, pero me voy a permitir introducir algunos elementos para la discusión y necesidad de acciones por parte, principalmente, de las autoridades públicas. Es necesario hacer un análisis global del ciclo de vida del vehículo eléctrico para saber dónde nos encontramos y qué debemos hacer para que ésta sea la opción medioambiental más sostenible. Dejando de lado cuestiones tan habladas como la procedencia de los materiales necesarios para la producción de baterías o de la dependencia de la industria asiática, no debemos olvidar que, en muchos países de la UE, la quema de combustibles fósiles (carbón, gas) sigue siendo la fuente de generación de electricidad

mayoritaria. En un escenario de rápida electrificación del parque móvil de estos países ¿cómo se conseguiría abastecer la demanda adicional de electricidad que eso conllevaría? ¿Seríamos capaces de hacerlo usando energías renovables sin aumentar la media de emisiones por kWh generado o tendríamos que recurrir a quemar más combustibles fósiles? Es cierto que existe una clara tendencia en la UE a la descarbonización de la producción de electricidad. En el año 2000,

según EMBER, la media de la intensidad de carbono de la Interno generación de electricidad en la UE fue de 396g CO2/kWh frente a los 255g CO2/kWh en el año2022, un 35% menos. Habrá que ver si la infraestructura de generación de energía renovable será capaz de absorber la esperada subida en la demanda generada por el vehículo eléctrico, afrontando la estacionalidad e inestabilidad ligadas normalmente a las fuentes de energía renovables. A lo anterior se añade, la falta de infraestructura de recarga suficiente para suministrar al creciente parque móvil eléctrico. Aquí, desgraciadamente, España está claramente rezagada y, la consecuencia, además de la deficiente gestión de las ayudas a la compra, es que el porcentaje de ventas en nuestro país, 10% en 2023, es la mitad de la media de la UE. Por otro lado, queda mucho por avanzar en el desarrollo tecnológico para el reciclaje de los componentes, esencialmente, la batería y sus componentes, cuando la vida útil del coche termina. Aquí, otra vez son los Fabricantes los que están invirtiendo recursos en garantizar que el proceso de desarrollo 360º del vehículo eléctrico signifique un avance sin parangón en la mejora medioambiental de nuestro planeta. La industria del automóvil está haciendo sus deberes. Deberíamos pedir el mismo esfuerzo de investigación e inversor a los gobiernos y al sector energético.

Viernes 29 de septiembre de 2023

Franciso Abad

CEO de Tecco Automotive