La industria automotriz ha dado un giro importante en los últimos años en cuanto a la sostenibilidad se refiere. Con el aumento de la conciencia medioambiental, el reciclaje y la creciente demanda de productos más ecológicos, los fabricantes de automóviles han tomado en los últimos años medidas enérgicas para incorporar materiales reciclados y sostenibles en sus procesos de producción. Un ejemplo de ello es el uso de materiales compuestos reciclados en la fabricación de piezas automotrices. Estos materiales se fabrican a partir de residuos industriales y posconsumo, lo que no sólo reduce los residuos en los vertederos, sino que también disminuye la cantidad de materias primas necesarias para la producción.

También observamos cómo cada vez más se buscan y desarrollan materiales orgánicos como alternativa a los materiales convencionales como el acero y el aluminio. Estos materiales incluyen compuestos de origen biológico, resinas, fibras naturales y materiales biodegradables, entre otros.

Es cada vez más frecuente el uso de biofillers como una alternativa más sostenible a los rellenos sintéticos convencionales, y ser utilizados en plásticos y otros materiales compuestos. Los biofillers, por ejemplo, están hechos de diversos materiales como cáscaras de frutos secos, de arroz, fibras de madera o caña de azúcar, entre otros. Estos componentes pueden llegar a mejorar las propiedades mecánicas, térmicas y de resistencia de los materiales compuestos. Este tipo de componentes tienen claros beneficios ambientales ya que los materiales naturales son renovables y biodegradables y, además, educen la dependencia de los materiales sintéticos derivados del petróleo. De igual modo, los biofillers mejoran la huella de carbono de los materiales utilizados en los vehículos ya que estos componentes naturales precisan